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  • Guada

Mancho, y no me doy asco.


¡Que tema la menstruación! y cuando me refiero a la misma de esta forma lo hago de una forma reflexiva.

La menstruación es tan individual como colectiva, cada mujer lo vive de una forma distinta y la siente de una forma particular, pero entre nosotras existe una complicidad muy peculiar; esta complicidad a la cual me refiero es a la que seguramente todas vivimos en la adolescencia cuando una compañera se manchaba en plena clase y todas las mujeres del salón se comprometían mediante un pacto de silencio a pasar una toallita por el costado de las sillas para que nadie viera. Porque eso también, nos enseñan que menstruar es sinónimo de vergüenza, es un tema que debe quedarse entre nosotras porque sino te volves el nuevo blanco de miradas incómodas.

Pero…¿por qué es una vergüenza menstruar? ¿acaso es una vergüenza sangrar? ¿sangrar es sinónimo de vulnerabilidad?. Freud creía que el rechazo a la menstruación nace de un miedo inconsciente que tenemos todos los seres humanos a la sangre, pero en lo particular, creo que no viene por ahí. La vergüenza nace en lo que conlleva menstruar a nivel social, ‘ya sos una señorita’, ‘tenes que tener ciertos cuidados ahora’ ¿y qué era yo antes? ¿cuidarme de qué?.

Digamos que nuestro primer encuentro con la menarca (primera menstruación) seguro no es de las situaciones más cómodas de recordar, si tuviste suerte, tu madre no llamo a toda tu familia para contarles que ''hay una nueva señorita en la familia'' (como me lo hicieron a mi), y tu padre no le cortó el teléfono porque no supo procesar la información.

Pienso y reflexiono que tal vez, es una vergüenza el descubrirse como ser sexual, el mirar a tu hija y saber que su cuerpo va cambiar y con toda la coyuntura patriarcal que hay entorno a la sexualidad femenina, la situación se ve peor. Relación mujer-menstruación.


En un estudio realizado por las antropólogas Maribel Blázquez Rodríguez y Eva Bolaños Gallardo (1) se describen las reflexiones de varias mujeres acerca de la menstruación, en cómo este proceso las vuelve conscientes de sus cuerpos. Esto lo expresan de distintas formas: unas señalando las imposiciones que pone el cuerpo menstruante en sus vidas; otras, mostrando las tensiones entre el cuerpo y sus deseos. Otras mujeres, reflexionan acerca de la influencia de las hormonas en sus cuerpos, en sus estados de ánimo; estas mujeres tienen una postura crítica y abogan por negarse a atribuir de manera sistemática sus cambios emocionales a este hecho. El papel de las hormonas no sería algo estático e inamovible, sino que interacciona con agentes externos. El estrés, la sobrecarga laboral y/o por cuidados, etc., en definitiva, las condiciones de existencia y los eventos vitales influyen en el funcionamiento del sistema neuroendocrino. Desde esta posición aceptarían los cambios asociados al ciclo menstrual, pero negándose a asumir el determinismo biologicista que implica estar a merced de sus ciclos y de los cambios hormonales. Advierten que esta visión esencialista es un obstáculo para el desarrollo de un mayor control sobre sus cuerpos.

Mujeres de sociedades occidentales, hasta no hace mucho enseñaban a no comer alimentos fríos, no bañarse o no hacer ejercicio al tener el período. En On female body experience, Iris Marion Young impulsa a las mujeres a empoderarse, salir de la opresión del “closet menstrual”. En dos sentidos, el de lidiar entre las propias necesidades y las instituciones (escuelas y trabajos).


Otras describen la experiencia de vivirse como desagradable. Porque, en sociedades donde se reclama el derecho y la igualdad social de la mujer y el hombre, la relación con la menstruación parece contradictoria. Hay reglas prácticas, no se habla con cualquiera, y cualquier signo de estar menstruando debe ser escondido.




Creencias entorno a la menstruación.

Se cree que la idea de considerar a la menstruación como un peligro se inició en la época de la prehistoria, cuando se asoció la contaminación con sangre menstrual con la atracción de animales hambrientos contra los cazadores; luego, en Grecia (600 a.C.), fue considerada como una forma de eliminación de sustancias dañinas al cuerpo de la mujer y al paso del tiempo este concepto se mezcló con las ideas populares y mágicas de la medicina romana (Siglo I d.C.), convirtiéndose en un elemento peligroso para las personas, plantas y animales (3).


Popularmente se ha asociado la menstruación con la luna, es más, la palabra menstruación está relacionada con la Luna, ya que deriva del mes (mensis) y luna (mene) (3).

El simbolismo de la Luna se manifiesta en correlación con el del Sol. Sus dos caracteres más fundamentales derivan de que la Luna carece de luz propia y no es más que un reflejo del Sol; además de que atraviesa fases diferentes y cambia de forma. Por esto simboliza la dependencia de la mujer y los cambios que presenta mensualmente (3).

El Sol representa al hombre, ya que es una constante fuente de luz, mientras que la Luna, por ser cambiante y seguir un orden diferente es la imagen característica de la mujer. Los cambios que se aprecian durante el ciclo lunar reflejan el mundo físico y psíquico de la mujer, como un signo de inconstancia y variabilidad tanto física como espiritual (3). De acuerdo con la teoría astrológica, el control negativo de la Luna podría ser mitigado por el matrimonio, la maternidad y el apego a los deberes domésticos, como coser y cocinar (3).

Para los persas (800 a.C.), la mujer que había tenido un hijo, igual que la mujer que estaba menstruando, era “impura” y se le aislaba por cuatro o más días en un cuarto que tenía desparramada paja seca y alejada quince pasos del fuego y el agua, los elementos limpios. También estaba prohibido el coito, y sólo podía ser realizado después de las ceremonias de purificación de los “nueve portales del cuerpo”.




La Dra. Mary Putnam Jacobi (1842-1906), fue la sexta mujer graduada de una escuela norteamericana de medicina. Esta mujer avanzó más allá de las antiguas formas de ver a la menstruación como un proceso de evacuación de material previamente acumulado cuya retención era nociva. La base de su teoría era que la sangre constantemente se acumulaba en los plexos periuterinos esperando un embarazo, en cualquier tiempo posible; si éste no ocurría, la sangre se volvía inútil, y era eliminada del organismo, en vez de ser restaurada a la circulación general. Además destacó por llevar a cabo una serie de experimentos simples con el fin de conocer los cambios que ocurrían en el cuerpo femenino menstruante, midiendo la temperatura y la excreción de urea, así como lo relacionado con la fortaleza muscular; usó un dinamómetro y concluyó de su análisis que, durante la menstruación normal, el cuerpo no sufría ninguna alteración en sus funciones generales, con lo que echó por tierra las antiguas teorías que afirmaban graves efectos deletéreos para la salud de la mujer durante este periodo.



Estigmas actuales.


¿Te pareció desconcertante lo que leíste recién? en ciertos lugares del mundo los estigmas entorno a la menstruación y el aislamiento hacia las mujeres sigue existiendo. Uno de los ejemplos ocurre en India, donde las mujeres de bajos recursos toman medidas drásticas e irreversibles respecto a sus cuerpos para poder sobrevivir realizándose procedimientos quirúrgicos para extirparse el útero. Muchas de ellas lo han hecho para poder ser empleadas como recolectoras de caña de azúcar, ya que las mujeres podrán ausentarse uno o dos días durante la menstruación. Si pierden un día de trabajo, tienen que pagar una multa (7).


Mitos entorno a la menstruación y sus peligros.


En muchos países como Madagascar, al miedo sobre todo de las más jóvenes a ser avergonzadas o estigmatizadas por la menstruación, se suman creencias que afectan sus labores cotidianas. "Cuando tuve mi primer período, mi tía me dijo que no podía hacer mayonesa porque se iba a cortar", "me dijeron que no cocinara con sal durante mi período porque si lo hacía, mi padre iba a tener dolores de estómago y se le iban a caer los dientes a la gente", "mi prima me dijo que si me baño durante el período, va a hacer que me duela el estómago y que la sangre se coagule dentro de mí. Sólo me lavo las manos y los dientes esos días. Igual voy a clases, pero evito pasar al frente".

Unicef calcula que en África una de cada diez niñas faltan a la escuela cuando tienen su período. En un documento publicado con motivo del Día de la Higiene menstrual ActionAid manifiesta que ’Esto tiene un gran impacto en la educación de las niñas y muchas veces conduce a la deserción escolar, reduciendo sus posibilidades de poder mantenerse económicamente más tarde en la vida".

En el informe "Educación en pubertad y manejo de la higiene menstrual" publicado por Unesco en 2014 se afirma que "en algunos lugares, los padres pueden incitar a las niñas a abandonar la escuela porque la pubertad y menstruación están asociadas con la reproducción". "Si tienes mucho dolor, dolor de espalda o dolor de estómago, para reducirlo o curarlo, debes tener relaciones sexuales con un chico". Germaine, de 14 años.



Terminar con los eufemismos.


Esa vergüenza que genera el cuerpo que menstrúa también se traslada a la lengua, porque a la menstruación también hay que disimular con la palabra.

Entonces aparecen los eufemismos, "esa manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante", dice la RAE.

"Juana la colorada", en Colombia; "me cantó el gallo", en Puerto Rico; "me vino la que te conté", en Venezuela", "Andrés (el que viene una vez por mes)", en Uruguay; y ‘Estoy indispuesta (el peor de todos, porque estar indispuesta es sinónimo de no estar disponibles a algo, ¿a qué no estamos disponibles?) son algunos de los ejemplos que se utilizan en América Latina para evitar decir menstruación.

También están "la regla", "la prima roja", "pancho", "cosas de chicas"… y muchos más. Una encuesta publicada en 2016 por la aplicación de salud femenina Clue y la Coalición Internacional de Salud de la Mujer, que entrevistó a 90.000 usuarios de 190 países, encontró 5.000 términos o frases para referirse a la menstruación.

Lo que podría parecer un mero recurso lingüístico es en verdad un síntoma preocupante.

Hablemos sobre menstruación, digamos la palabra. Hablar sobre nuestros procesos es revolucionario.






Bibliografía



1 - Maribel Blázquez Rodríguez , Eva Bolaños Gallardo Aportes a una antropología feminista de la salud: el estudio del ciclo menstrual - (2017).



2- Nelson LM, Hillard P, Trott J, Khosla S, Warren MP. The menstrual cycle—getting the “vital” respect it deserves [Internet]. 2003 [citado 10 oct 2016]. Disponible en: http://tinyurl.com/ y7qeamgx.


3 - José luis Iglesias-benavides La Menstruación: un asunto sobre la Luna, venenos y flores. (2009).


4- Menstruación (MedlinePlus).


5- Fisiología Médica Boron, Boulpaep 3ª Edición. Capítulo 55 - Sistema reproductor femenino.


6 - https://www.bbc.com/mundo/noticias-48882114 India: las mujeres que se quitan el útero por el estigma de la menstruación - 2019



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