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El sol no es malo, malo es el bronceado.

Llega el verano… y con el múltiples estereotipos que es importante erradicar, dado que son ellos los que NO tienen que llegar al verano.

¿Por qué la gente quiere estar bronceada? Si bien se puede pensar que estoy en contra del bronceado por mi tono de piel imposible de broncearse, voy a contarles verdaderos motivos para protegernos del sol.

El sol puede quemarnos la piel, la envejece, genera arrugas, manchas, piel gruesa, áspera, y lo más importante: genera cáncer. Más que el sol la causa de todo esto es exponernos al mismo desproporcionadamente sin protección.

Como se dice por ahí… el sol NO es malo, lo que es malo es el bronceado.


Fotoenvejecimiento:

El fotoenvejecimiento, también llamado envejecimiento extrínseco, es el envejecimiento prematuro de la piel resultante de la exposición prolongada y repetida a la radiación solar. Las características clínicas más destacadas del fotoenvejecimiento incluyen arrugas finas y gruesas, despigmentación y pérdida de elasticidad.

Se cree que la pérdida de la integridad estructural de la matriz extracelular dérmica causada por la exposición crónica a los rayos ultravioleta (UV) tanto UVA como UVB son responsables de la apariencia arrugada de la piel fotodañada [1]. Los colágenos de tipo I y III son las proteínas más abundantes en la dermis y el principal objetivo del daño inducido por el sol. Se cree que los rayos UVA (320 a 400 nm) tienen un papel más importante que los UVB en el fotoenvejecimiento porque pueden penetrar más profundamente en la dermis que los UVB y son al menos 10 veces más abundantes que los UVB en la luz solar terrestre [2]. Los mecanismos subyacentes al daño mediado por los rayos UV en el tejido conectivo de la piel implican la formación de especies reactivas de oxígeno (ROS), la señalización iniciada por los receptores de la superficie celular, la oxidación de proteínas y el daño mitocondrial. Las acciones combinadas dañan el colágeno y las vías de regeneración del mismo, el colágeno dañado se acumula dando las características clínicas mencionadas.



Cáncer de piel.

Más de un millón de casos de cáncer de piel, incluyendo el melanoma, carcinoma basocelular y el carcinoma de células escamosas, son diagnosticados cada año en el mundo. Las radiaciones UVA y UVB son también las principales causales del cáncer de piel, tanto melanoma como no melanoma.

Según datos de GLOBOCAN 2018, 287723 casos de melanoma cutáneo se diagnostican de forma anual, con una incidencia en aumento, estimándose un incremento de más del 60% para el 2040. Con respecto a la mortalidad, según la misma bibliografía, tenemos anualmente 60712 muertes, con un crecimiento de casi el 75% para 2040, donde se alcanzarían 105904 muertes por año[3]. La incidencia de cáncer de piel no melanoma es más difícil de determinar por el importante subregistro, pero se plantea que es el principal tumor en frecuencia a nivel mundial [3].

La radiación ultravioleta causa mutaciones genéticas e interfiere con el sistema inmunológico cutáneo, lo que limita la capacidad del cuerpo para rechazar las células anormales. El riesgo de cáncer de células escamosas y de células basales parece correlacionarse con la exposición total al sol acumulada durante toda la vida. La exposición solar acumulada también puede aumentar el riesgo de melanoma, pero las exposiciones intensas repetidas que provocan quemaduras con ampollas, en particular en la infancia y la adolescencia, se han asociado con mayor riesgo [4].




La exposición a los rayos ultravioleta de las camas de bronceado se ha clasificado como carcinógeno humano, con un aumento del 75% en el riesgo de melanoma en pacientes que utilizaron las utilizaron antes de los 35 años [5].

Cuando la radiación UV toma contacto con los tejidos, interacciona con moléculas fotosensibles que reciben fotones de la Radiación UV y quedan con electrones en sus átomos con gran estado energético. Estos podrán pasar esta energía hacia otras moléculas generando reacciones en cadena.

El rango de longitudes de onda UVB es enormemente absorbido por los componentes de la epidermis (proteínas, ADN), el rango de máxima absorción de ondas del ADN celular es de 245-290. Por su parte las radiaciones UVA penetran más profundamente en la piel alcanzando la capa basal de la epidermis e incluso los fibroblastos dérmicos.


Aunque históricamente la radiación UVA solo estaba implicada con el envejecimiento, hoy en día también se la relaciona con la carcinogénesis y la inmunosupresión. Las radiaciones UVB generan fotoproductos en las bases de ADN, generando dímeros entre las mismas que luego cuando se replica el ADN generan mutaciones. La radiación UVA produciría daño en el ADN indirectamente a través de la generación de especies reactivas de O2 que pueden dañar bases de ADN, romper cadenas o generar entrecruzamientos.

Por otra parte, decimos que la piel tiene memoria, el daño que el sol provoca cuando nos exponemos excesivamente a la radiación UV, es daño que no desaparece con el tiempo sino que se acumula cuando volvemos a exponernos. Además, el 80% de los daños causados por la exposición a la radiación UV ocurre antes de los 18 años. La piel de los niños es más fina y sensible a los efectos del sol.


Cáncer de piel y fototipo cutáneo.

Cuando hablamos de pieles claras y riesgo de melanoma es importante definir el concepto de fototipo, una clasificación diseñada por Fitzpatrick en 1988, basado en parámetros cutáneos auto-reportados, y que se relacionaría con aspectos genéticos involucrados en la cantidad, distribución y tipo de melanina [6]. Clínicamente es la capacidad de adaptación al sol que tiene cada persona desde que nace, es decir, el conjunto de características que determinan si una piel se broncea o no, y cómo y en qué grado lo hace. Cuanto más baja sea esta capacidad, menos se contrarrestarán los efectos de las radiaciones solares en la piel [7], y por ende más riesgo de desarrollar cáncer de piel tendrá la persona.

De todas maneras, la relación entre la pigmentación y la fotoprotección es mucho más compleja de lo que se supone. La mayoría de las personas de fototipos más altos tienen la idea errónea de que son inmunes al cáncer de piel, pero es importante tener en cuenta que este puede ocurrir en todas las poblaciones independientemente del color de su piel, y por ende las medidas de foto protección son importantes en todas y todos.

Un poco de historia…

Las personas no siempre quisieron estar bronceadas. Y esto se relaciona con el comportamiento que el cáncer de piel ha tenido a lo largo de los años.

Nuestros primeros antepasados ​​del Homo sapiens en África probablemente eran de piel oscura y tenían el beneficio de la melanina en la piel para evitar quemaduras solares. Con la lenta migración hacia el norte, alrededor de 60000 años antes de Cristo, se encontraron un clima diferente, más frío y con menor radiación solar. Entonces comenzaron a vestirse con la piel de los animales que cazaban para alimentarse. Un beneficio adicional obtenido fue la protección solar, y el hombre perdió lentamente la pigmentación natural de la piel que actuó como protector solar en dichas latitudes, y así aparecieron los distintos fototipos [8].

Los antiguos griegos realizaban muchas de sus actividades (ejemplo, Juegos Olímpicos) desnudos, pero por lo demás usaban túnicas para proteger sus cuerpos. Básicamente, el Imperio Romano continuó con estas mismas costumbres, convirtiéndose en cualquier caso más sofisticado y adaptándose a sus condiciones climáticas. Pero la forma de vida occidental cambió mucho durante la Edad Media, con el cristianismo y la Inquisición. El cuerpo humano se volvió pecaminoso y quedó totalmente cubierto. ¡Todo esto lo protegía mucho de la radiación! Y esta situación continuó con pocos cambios hasta el siglo XIX y la época victoriana.

En todas estas épocas incluso, la piel bronceada estaba mal vista. Cuando las civilizaciones comenzaron a dividirse hacia la clase gobernante contra la clase trabajadora, durante cientos de años, el color de la piel se convirtió en un símbolo de clase, diferenciando a los sirvientes de sus amos. La piel más blanca y clara simbolizaba la juventud, la pureza, la riqueza y el estatus social, mientras que la piel bronceada simbolizaba el trabajo y, también, la pobreza. Las mujeres antiguas de Roma y Grecia usaban pintura con plomo o tiza para blanquear sus rostros, lo que arrugaba su piel prematuramente y les provocaba la muerte por envenenamiento lento. El arsénico se utilizó más tarde como blanqueador de la piel, lo que provocó miles de muertes. Siempre la moda esclavizando a la población y generando daño (no importan cuando leas esto…).

Posteriormente, utilizaron parasoles y máscaras para salir al aire libre, siempre procurando mantener sus pieles blancas. Y cremas aclarantes que muchas veces también contenían agentes nocivos para la salud.

Pero si hay algo que caracteriza a la moda... es su carácter efímero (valga la redundancia).

Y así llegamos al siglo XX, y la Primera Guerra Mundial. Cuando terminó la guerra, la piel blanca ya no era atractiva. Recordaba el confinamiento, los terrores vividos en la guerra. Llegó una nueva era, deseando vivir en paz, experimentar nuevas sensaciones y disfrutar la vida al máximo. La juventud, el tiempo libre y el bronceado estaban de moda y eran sinónimos de buena salud. La piel todavía estaba desprotegida por cualquier tipo de filtro UV, solo ayudado por la rehidratación con emulsiones. Todos estos mensajes comenzaron a ser transmitidos por los referentes de la moda, y la publicidad.


Algunos le adjudican la responsabilidad a Coco Channel, que en 1923 fue fotografiada por primera vez en la Rivera Francesa, posando al sol. Y desato la ola del bronceado.


En 1929, Vogue declaró que el "movimiento de las quemaduras solares" había conducido al surgimiento de una industria completamente nueva, que incluía trajes de baño, cosméticos y ropa hechos enteramente con el propósito de adquirir o lucir el tono “ganado con tanto esfuerzo” ("Back to Sunburn with the Mode." Vogue. July 20, 1929). Esto podemos verlo tambien con los cambios sustanciales que se dieron en nuestras playas.




El diseñador de moda Jean Patou presentó Huile de Chaldée, el primer aceite bronceador, en 1928. Estos fueron diseñados para ayudar a la marea de personas que querían verse como si estuvieran todo el tiempo de vacaciones, pero no tenían el tiempo libre o el dinero disponible para lograr el bronceado deseado.

Por supuesto, una vez que el bronceado se puso de moda, no hubo vuelta atrás. La ropa de playa se redujo de tamaño, desapareció por completo en algunas playas, y el bronceado se convirtió en una actividad de ocio por derecho propio. Pero no dejaba de ser notorio que en la búsqueda del bronceado también aparecían las dolorosas quemaduras… Es por esto por lo que aparecieron los “filtros”, el primer aceite bronceador con filtro UV, Ambre Solaire de L'Oréal, apareció en 1935. El bloqueador solar Coppertone se inventó en la década de 1940, pero el producto realmente despegó en 1956 gracias a la popularidad de la campaña publicitaria Coppertone Girl (con un niña muuuuy bronceada, rondando el maltrato infantil jejej).

La gente era consciente de los beneficios de los productos que bloquean los rayos UV, pero eso no impidió que millones de personas se untaran aceite para bebés o aceite de oliva para atraer los rayos máximos.


Un estudio de Consumer Report de fines de la década de 1940 mostró que, de 61 productos de protección solar, cinco brindaban una protección excelente, 13 dieron buena protección y 31 no brindaron protección[9]. Es interesante saber lo que se consideró en su momento “bien”: para que un protector solar sea efectivo debe dar una protección mínima de 2 horas. Hollenberg dijo en 1955: "El principio subyacente en la formulación del bronceador es el desarrollo de un producto que, cuando se aplica a la piel, formará una película continua, resistente al agua y al sudor que absorberá los rayos UV que causan quemaduras solares mientras permitiendo que los rayos bronceadores de mayor longitud de onda alcancen la superficie de la piel " [8]. No hay distinción entre UVB y UVA. Este tipo de pensamiento comenzó a cambiar lentamente en la década de 1960. En 1965, Smith y Finlayson presentaron un artículo que dice: “Los cambios que comúnmente se cree que se deben al envejecimiento en humanos estan generado por los efectos del daño prolongado repetido a la piel por el sol”[8].

Alrededor de 1967, los formuladores intentaban desarrollar protectores solares resistentes al agua. En 1976, el para-aminobenzoico (PABA) y sus derivados fueron los filtros UV más utilizados. En la década de 1980 se hizo evidente que había un potencial sensibilizante y posiblemente un contenido de nitrosamina que los hacían peligrosos para la salud, por lo que fueron dejados de usar.

Todos los filtros UV utilizados en los protectores solares poseen residuos aromáticos que absorben las exitaciones que generan las radiaciones. El UV absorbido se libera normalmente como energía térmica [8].

A principios de la década de 1980, Australia primero, y luego casi todos los demás países, aceptaron la definición de SPF como “la proporción de energía UV necesaria para producir una dosis eritemal mínima en personas protegidas y no protegidas piel” y el estándar para probar formulaciones de protectores solares. En un inicio estos SPF no superaban el 4-6.

En la década de los 80 surgió también el “bronceado de interiores” y las camas solares. Es importante remarcar lo que ya mencionamos. Que NO son inocuas, y que también se han asociad con aumento del riesgo de cáncer de piel.

La década de los 80 ve aparecer también la protección UVA. De esta manera, en 1983, se homologa por la Unión Europea el filtro capaz de absorber la radiación UVA.







Hacia finales del siglo XX, el SPF de los protectores solares ya había migrado a valores normalmente entre 15 y 30, aumentó nuestro conocimiento respecto a los cuidados que debemos tener con el sol, y los riesgos del bronceado. Los científicos empiezan a señalar los daños producidos a largo plazo por la radiación ultravioleta A: arrugas, manchas, fotoenvejecimiento, aumento de queratosis actínicas y cáncer de piel...

Paulatinamente la gente ha tomado conciencia de estas cosas, y ha aumentado en cierta medida la protección, pero creemos que aún no es suficiente.


Protectores solares, ¿Qué son?

Los protectores solares son preparaciones tópicas que contienen filtros que reflejan o absorben la radiación en el rango de longitud UV. Los protectores solares de amplio espectro son generalmente combinaciones de productos de protección solar que pueden absorber tanto la UVB como la UVA.


El SPF se refiere a la proporción de la dosis mínima de radiación solar que produce un eritema perceptible (dosis mínima de eritema) en la piel protegida con protector solar en comparación con la piel desprotegida. El SPF no mide adecuadamente la protección contra los rayos UVA. La relación entre el SPF y la absorción de la radiación UVB no es lineal. De hecho, cuando se aplica en cantidad suficiente, la cantidad de radiación UVB absorbida por los productos de protección solar SPF 15, 30 y 50 es del 93, 97 y 98%, respectivamente. Los protectores solares pueden etiquetarse como "resistentes al agua" o "muy resistentes al agua" si mantienen su FPS después de 40 u 80 minutos de nadar o sudar, respectivamente.

Los protectores solares deben aplicarse abundantemente, repetidamente y en todas las partes de la piel expuestas al sol para proporcionar una protección eficaz.

El tiempo de aplicación también es importante. Los protectores solares deben aplicarse de 15 a 30 minutos antes de la exposición solar para permitir la formación de una película protectora en la piel. Se recomienda esperar al menos unos minutos (idealmente, de 10 a 20) después de la aplicación del protector solar antes de vestirse. Es necesaria una nueva aplicación al menos cada dos horas. Debido a que todos los protectores solares se eliminan al nadar o sudar, es necesario volver a aplicarlos después de cada exposición al agua (natación), incluso para los productos de protección solar etiquetados como "resistentes al agua" (el FPS se mantiene después de 40 minutos de actividad en el agua o sudoración) o "muy resistentes al agua".

Los protectores solares generalmente tienen un excelente perfil de seguridad y no hay evidencia de efectos adversos sistémicos relacionados con la absorción percutánea. No hay evidencia de ensayos aleatorizados o estudios longitudinales en escenarios de la vida real de que el uso de protectores solares suprima significativamente la producción cutánea de vitamina D.


El protector solar SOLO es UNA MEDIDA. Muy importante acompañarla del resto de las medidas.

Usar ropa es importante para protegerse del sol. El grado de protección proporcionado por la ropa se define por el factor de protección ultravioleta (UPF), que indica la eficacia de una tela para bloquear la radiación solar ultravioleta (UV). Los factores que contribuyen a la calificación UPF de un tejido son: Composición de los hilos (algodón, poliéster, etc), textura del tejido (más apretado mejora la calificación), Color (los colores más oscuros son genegeneralmente mejores), Humedad (muchas telas tienen índices más bajos cuando están mojadas), Estado (las prendas gastadas y descoloridas pueden tener calificaciones reducidas), Acabado (algunos tejidos se tratan con productos químicos que absorben los rayos UV) y hacen que la ropa sea específicamente protectora.











Recomendaciones de la Comisión honoraria de lucha contra el Cáncer [10]:

* Sombra: sombrilla, toldo, enramada

* Sombrero: con ala ancha o con tela que tape la nuca

* Lentes: de sol con filtro UV

* Ropa: colores oscuros (negro, rojo, violeta)

* Horario: evitarlo entre las 11 y las 17 hs.

* Protector solar: con filtro UV igual o mayor a 30

* Agua: consumirla en forma abundante a lo largo del día

* Control médico: periódico y ante señales de alerta


¿Qué lunares tienen riesgo de ser malignos? [10]

Asimetría: una mitad y otra son diferentes.

Bordes: irregulares o borrosos.

Colores: diferentes al mismo tiempo: negro, marrón, blaco, rojo.

Diámetro: mayor a 5 mm.

Evolución: cambios en el tamaño, color, forma. Puede sangrar o picar.



Conclusiones

La radiación UV provoca entre otras cosas el cambio de color de nuestra piel como mecanismo de defensa ante la agresión a la que la estamos exponiendo. El bronceado es sinónimo de piel dañada, no existe el bronceado seguro.

Por eso, es importante no ir contra la naturaleza, respetar el color de nuestra piel es la mejor opción, sin buscar cambiarlo. Es también muy importante conocer las características normales de la piel. La observación y el reconocimiento de cualquier cambio, determinará la consulta al médico. No queremos decir que no se puede disfrutar del aire libre y del sol, al contrario. Solo que tenemos que hacerlo con las medidas de protección adecuada, sin buscar broncearnos.




Bibliografía

1. Yaar M, Gilchrest BA (2007) Photoageing: Mechanism, prevention and therapy. British Journal of Dermatology 157:874–887. https://doi.org/10.1111/j.1365-2133.2007.08108.x

2. Panich U, Sittithumcharee G, Rathviboon N, Jirawatnotai S (2016) Ultraviolet radiation-induced skin aging: The role of DNA damage and oxidative stress in epidermal stem cell damage mediated skin aging. Stem Cells International 2016

3. Bray F, Ferlay J, Soerjomataram I, et al (2018) Global cancer statistics 2018: GLOBOCAN estimates of incidence and mortality worldwide for 36 cancers in 185 countries. CA: a cancer journal for clinicians 68:394–424. https://doi.org/10.3322/caac.21492

4. Whiteman DC, Whiteman CA, Green AC (2001) Childhood sun exposure as a risk factor for melanoma: A systematic review of epidemiologic studies. Cancer Causes and Control 12:69–82. https://doi.org/10.1023/A:1008980919928

5. Green A, Autier P, Boniol M, et al (2007) The association of use of sunbeds with cutaneous malignant melanoma and other skin cancers: A systematic review. International Journal of Cancer 120:1116–1122. https://doi.org/10.1002/ijc.22453

6. Maresca V, Flori E, Picardo M (2015) Skin phototype: A new perspective. Pigment Cell and Melanoma Research 28:378–389. https://doi.org/10.1111/pcmr.12365

7. Ribas A, Craig L, Slingluff Jr RS (2015) Cutaneous Melanoma. Devita, Hellman & Rosenberg’s Cancer: Principles & Practice of Oncology, 10th ed

8. Svarc F (2015) A brief illustrated history on sunscreens and sun protection. Pure and Applied Chemistry 87:929–936. https://doi.org/10.1515/pac-2015-0303

9. Aldahan AS, Shah V v., Mlacker S, Nouri K (2015) The history of sunscreen. JAMA Dermatology 151:1316

10. ¡A disfrutar de la vida al aire libre! https://www.comisioncancer.org.uy/Ocultas/-A-disfrutar-de-la-vida-al-aire-libre--uc222. Accessed 4 Jan 2021












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